Es habitual que en obra se den circunstancias que provoquen situaciones difíciles.
Autocontrol en obra para poder dominar dichas situaciones.
AUTOCONTROL habilidad de dominar las propias emociones, comportamientos y deseos.
Y tiene mucho que ver con la capacidad de inhibir determinadas respuestas a favor de otras más apropiadas a nuestros propósitos iniciales.
"Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo". Aristóteles
Reconozco haber perdido el Autocontrol en obra a lo largo de mi carrera en alguna ocasión, no muchas porque soy bastante templada, pero reconozco que no siempre he sabido dominarme.
Lo que provocó la falta de dominio sobre mí misma, fue una cadena de hechos, te la cuento para que identifiques si es tu caso, y pongas remedio, lo primero es darse cuenta. Identifica tu cadena.
No debemos perder el Autocontrol en obra porque perdemos el control de la situación, perdemos de vista el objetivo, y podemos desencadenar más problemas que solucionarlos, a la vez, que nos quedamos sin la consecución de nuestro objetivo.
Pérdida de Autocontrol en la Obra.
Te cuento, el proceso que desencadenaba mi pérdida de control en obra, por si te ayuda:
- Me ha ocurrido siempre cuando estaba agotada psíquica y físicamente, y sometida a presión.
- Además ya sentía cierto malestar anterior con esa misma persona o con otra.
- Me siento molesta con esa persona porque detecto que a pesar de que me encuentra agotada, de mal humor, prefiere abordar ese tema de esa manera, ahondando en mi malestar, en vez de dejarlo para otro momento, pues el tema tampoco lo requiere. Falta de empatía hacia a mí (a veces las cuestiones de la obra no pueden esperar, pero aún así te sientes mal).
- Me siento en estas situaciones molesta y que no se respeta mi agenda o mi tiempo, o mis sentimientos no son respetados. Como si se estuvieran aprovechando de mi exceso de trabajo, de la presión que tenía encima...
- En plena discusión doy argumentos de peso, que no son escuchados.
- Este proceso se repite varias veces.
- Dejo de reconocer en la otra persona la humildad y la honestidad, y una rabia e impaciencia se apodera de mí.
- Por más razones de peso que argumento, me rebaten con otras no demasiado serias o profesionales, aumenta mi sensación de estar perdiendo el tiempo, y contra evidencias, se cambian los hechos.
- Como la persona se queda sin argumentos, busca otras formas de atacarme.
- Mis argumentos técnicos o de peso siguen sin ser oídos, y me empiezo a quedar sin más argumentos de peso, las buenas no las valoran, no consigo convencerle..., me desespera intentar razonar con esta persona…
- Llevo muy mal las conversaciones cíclicas que no avanzan, donde una y otra vez se repite lo mismo... me irrita, empiezo a perder la paciencia.
- Siento que estoy perdiendo el tiempo, y que la discusión me agota aun más.
- Siento que cedo algo, que busco una salida, pero en esos momentos, la discusión ya no es sobre la obra, es sobre quién tiene razón.
- Siento que de algún modo se están aprovechando de mi falta de energía. Se están aprovechando de mí...
- O mejor dicho, abusando. Así me siento (lo que no quiere decir que realmente se así).
- Me empiezo a sentir mal, peor aún...
- Me molestan las injusticias, me molesta la gente que utilizando a otros quiere salirse con la suya.
- Y me empieza a dar mucha rabia…
- Y ese sentimiento, mezclado con los demás…
- Esta discusión no merece la pena, porque no lleva a ningún sitio.
- Quiero dar por terminada la discusión... y no puedo. Ahora encima me siento impotente.
- Esto es interpretado por la otra parte, como una debilidad, y redobla sus esfuerzos para ganarme la batalla.
- Mi malestar también se redobla.
- Veo que ni con argumentaciones coherentes, ni siendo razonable, consigo ni llevar la conversación donde quiero, y más tarde, no consigo darla por terminada, como quiero.
- La otra parte contraataca con más fuerza.
- Siento que empiezo a perder el control, siento con mayor fuerza que no se me está respetando ni a mí, ni mi persona…
- Por el camino, seguramente la otra parte ha dicho o ha cometido alguna injusticia (a mi modo de ver o percibir).
- Para entonces ya estoy bastante lejos de dominar la situación.
- A mi malestar, se une la impaciencia, la sensación de estar perdiendo el tiempo.
- Me digo a mí misma: "Con todo lo que tengo que hacer, y que tenga que estar perdiendo el tiempo."
- Mi rabia aumenta. Mi malestar cada vez es mayor, estoy a punto de... empiezo a elevar la voz.
- Alguna que otra exposición desafortunada, o un gesto de la parte contraria, y…
- Ya está, salto. Mi objetivo es callar a esa fuente tan sumamente molesta para mí.
- Que escuche y atienda, sin irse por las ramas, lo que le estoy diciendo… Que tenga consideración conmigo, con mi obra, con mi persona, con mi tiempo.
- Llegados a este punto… unas personas discuten aún más, otras se van…
- Pero el malestar no... según revives la discusión, aumenta.
- Y por si fuera poco, aún tienes que resolver la cuestión de inicio. Ahora el tema está más turbio que nunca, con lo cual, tienes más tareas pendientes que nunca.
- Te sientes mal contigo misma, por haberte dejado llevar…
- Por haber dejado, que los demás te lleven al estado que tú no querías, (aunque esta reflexión de echar balones fuera no es la correcta).
- Y encima te asaltan las dudas, pues te has ido, o has echado de tu despacho a alguien. Tienes dudas de lo que la otra parte está haciendo o va a hacer en relación al tema desencadenante de semejante discusión.
- Te sientes peor aún contigo misma.
- Y empieza un lenguaje interior, tú contigo misma, donde se repite una y otra vez la escena, y tu malestar no se reduce, empeora.
- Ya no tienes la cabeza para tratar otros asuntos.
- Y si viene alguien a verte, casi no le prestas atención, estás con tu lenguaje interior.
- Lo que te hace más daño que el propio enfrentamiento.
- Al final en un momento u otro, comentas este tema con otra persona, buscando desahogo, y si es un miembro de tu equipo, mientras que dejas salir toda esa ansiedad…, igual estás metiendo la pata, pues como ya sabemos un líder no debe quejarse, pero eres una persona y tienes la necesidad de dejar ir todo ese malestar.
- Finalmente y tras varias horas de lenguaje interno te calmas. O una situación inesperada te saca de tus pensamiento pues exige tu concentración.
- Mañana resolverás la situación, hoy te sientes y estás francamente agotado y disgustado.
- Este hecho, aunque lo soluciones con esa persona, ya marca esa relación. La mayoría de las veces no es por él, es por ti. Perdiste tu liderazgo con él, y cada vez que lo ves te lo recuerda, te vuelves a sentir mal contigo misma por cometer esos errores.
Una persona con autocontrol en obra, piensa con claridad y no pierde la concentración cuando es sometida a presión.
Existe una crucial diferencia de función cerebral entre “estrés bueno” (los desafíos que nos movilizan y motivan) y el “estrés malo”, las amenazas que nos abruman, nos paralizan o desmoralizan, destaca Goleman.
Etapas para el entrenamiento en Autocontrol en la Obra.
Para ello las etapas son:
DARSE CUENTA.
Yo con la perspectiva del tiempo, te he contado el proceso que me llevaba a perder los nervios… y como ya hemos visto, el control de mí misma y de la situación.
Y además, si te has dado cuenta, siempre pensando que la responsabilidad es externa a mí, otro grave error. No son las circunstancias externas las que deben regir tu estado ánimo, es cómo las gestiones tú.
Además, en la obra, las discusiones son mucho más agresivas y agrias que en otros sectores, o entornos laborables. Exige aún más Autocontrol.
Darte cuenta de cuándo ocurre, con quién, en qué situaciones, y qué factores inducen a esa conducta. Y por supuesto, el convencimiento de querer solucionar esa situación.
En mi caso, ocurría con personas que me habían demostrado, por sus errores, que no habían hecho un buen trabajo, que no lo dominaban y en vez de enmendar dichos errores, yo sentía que querían abusar de mi tiempo. Intentando tapar una situación, o disfrazándola, imposible de ocultar.
Al final, supongo que él se siente infravalorado, empezó por tapar algo y acaba por defenderse con las armas que puede, sean las que sean.
En estas discusiones, nadie gana, todos salen perdiendo, porque todos se van con la sensación de haber perdido la ‘batalla’. Sólo el analizar la situación y darse cuenta, puede hacer que no quieras más enfrentamientos por sentirte dolido, que lo que quieres es el beneficio de tu obra.
Igualmente te cuento que, por el bien de la obra, hay que retomar estas situaciones, en segundas oportunidades con mucho malestar, con más paciencia, y estando más tranquila, retomar la discusión, por el bien de la obra.
La responsabilidad lleva a ello, eso sí, esta vez no hay discusiones por mi parte, hay una serie de propuestas encima de la mesa, pendientes de una serie de preguntas sin resolver, que son las que lanzo a la otra parte, o a una tercer persona, buscando solución.
AUTOCONOCIMIENTO
Si te conoces y ves que tu proceso de pérdida de control se esta desencadenando, páralo.
Termina la discusión, argumenta no encontrarte bien y que mañana la retomarás, aunque en obra, a veces no se puede esperar, y es por esto, que muchas veces tenemos que abordar la situación, aunque no nos encontremos en nuestro mejor momento. Pero si lo haces saber a la otra parte, quizás su nivel de irascibilidad baje o no aumente.
En obra, aún más tenemos que autoconocernos y ser dueños de nosotros mismos.
Míralo de otra forma, como decía Goleman, como un reto…. Aunque esto lo he aprendido más tarde, no sé si en esos momentos de tensión me hubiera acordado alguna vez de Goleman, espero que a ti sí te sea útil.
ESTABLECIMIENTO DE METAS
Este tipo de discusiones que se nos van de la mano, en realidad, son negociaciones que no hemos sabido manejar y se nos han descontrolado:
- Un Jefe de Obra está continuamente negociando.
- La negociación es una comunicación que mantienes con otra parte para alcanzar tus objetivos.
- Dicha negociación o comunicación se basa en la escucha activa.
- Y pasa por hacer las preguntas correctas.
- Debes tener objetivos claros.
Fijaos: comunicación, escucha activa (si hbéis leído otros de mis artículos, ya he reconocido que esta parte para mí realmente mantenerla en obra ha sido difícil).
Pero sobre todo, establecimiento de metas, sin enfocarnos en éstas, evitaremos la pérdida de control. Los criterios para determinar esos objetivos deberán ser alcanzables, específicos y no genéricos.
Enfoque, otra gran palabra.
Si nos enfocamos en la solución en vez de en los problemas, evitaremos estas situaciones.
Y si realmente nos encontramos, mal, enfadados, estresados y podemos posponer estas situaciones de conflicto, mejor que lo hagamos.
EJECUCIÓN DE OBJETIVOS
Al leer sobre las vidas de los grandes hombres, descubrí que la primera victoria que ellos tuvieron fue sobre sí mismos. La autodisciplina siempre fue lo principal." - Harry S. Truman
El control de las emociones, significa comprenderlas y, luego, utilizar esta comprensión para transformar las situaciones en nuestro beneficio. Para Goleman, las dos habilidades primarias de la “autorregulación” (manejar impulsos y vérselas con las inquietudes) están en el corazón de cinco aptitudes emocionales que son:
las personas con Autocontrol:
- Manejan bien los sentimientos impulsivos y las emociones perturbadoras.
- Se mantienen compuestas, positivas e imperturbables, aún en momentos difíciles.
- Piensan con claridad y no pierden la concentración cuando son sometidas a presión.
"Doble victoria tiene aquel quien se conquista a sí mismo." - Jyrus