Cabecera artículo sobre la importancia de revisar la ejecución de la obra paso a paso.

Supervisión de la Ejecución de la Obra realizada por el Jefe de Obra personalmente, es una tarea que no se debe delegar al 100%, ya que tiene muchos beneficios sobre el resultado de la obra y evita infinidad de errores y problemas.

Una de las labores del equipo de obra, y por supuesto, del Jefe de Obra, es supervisar la ejecución de la obra, como ya hemos comentado, los beneficios de ir supervisando todas las fases de la obra son los siguientes:

  • Evitar Patologías.
  • Conseguir la Calidad exigida por el Promotor, y reflejada en el Contrato correspondiente.
  • Conseguir la Calidad contratada con el subcontratista.
  • Asegurarse de que los trabajos no sufren desviaciones respecto de los Tiempos Planificados.
  • Ahorrar dinero y tiempo al evitar remates.
  • Ahorrarse conflictos con la Dirección Facultativa.
  • Ahorrarse conflictos con los Subcontratas y con el propio equipo de Obra.
  • Ahorrarle al Subcontratas eventos que mermen sus rendimientos.
  • Ahorrarse trabajo al no tener que invertir tiempo en su resolución y organización.
  • Mejorar el Liderazgo del Jefe de Obra en la Obra.
  • Mejorar la efectividad y eficacia del Equipo de Obra.
  • Conocimiento de la propia obra, evitar sorpresas.
  • Si tú te lo tomas en serio, ellos se lo toman en serio.

Dado todos los beneficios que reporta, bien merece un lugar destacado dentro de las funciones del Jefe de Obra, a pesar de que a veces el exceso de trabajo en otras tareas y funciones, impide realizar todas las inspecciones que cualquier Jefe de Obra desearía o consideraría necesarias.

Si eres Jefe de Obra, aunque puedas delegar en tus compañeros, no debes desligarte del todo de esta tarea.

Es más, muchas veces la diferencia de criterios personales es importante, tan importante que lo que para unos está bien, para ti puede no ser válido. Y hablo por experiencia. Es decir, lo que para ciertas personas está bien, para ti como Jefe de Obra, no alcanza los requisitos mínimos exigidos, o bien, detectas errores conceptuales o de fondo, que tu equipo no ha apreciado.

Debes tener en cuenta, que tú eres el que maneja la obra. Es decir, tú sabes lo que has acordado con tu Propiedad, te conoces el contrato, conoces el contrato con tu subcontratista y por supuesto, tus conocimientos técnicos son o deberían ser superiores a tu equipo, por algo eres tú el Jefe de Obra.

Con esto quiero decir, que en obra existen malentendidos, que tu encargado por ejemplo no siempre conoce los matices exactos de las contrataciones, que das por hecho que lo han entendido con tus explicaciones y no es así, que das por hecho que al estar presentes ellos también estaban atentos, y no es así.. etc, etc…

Mi consejo, y lo digo por propia experiencia, es que los temas que tengas que poner tu palabra, los revises personalmente.

Es decir, y te lo digo, como un consejo, sin entrar a valorar si te puedes fiar o no, de tu ayudante, o encargado, etc… Pues como ya te he comentado, a veces, con la mejor intención del mundo por parte de ellos, pueden existir diferencias significativas de criterios, que de saberlas con antelación  habrían modificado tu respuesta, tu palabra,  pues afecta a tu credibilidad y liderazgo, algo que es muy difícil de construir y que por estas cosas, se va perdiendo y con mucha rapidez.

Una de estas ocasiones embarazosas, es ante la pregunta de la Dirección Facultativa, sobre si esto está hecho, o aquello se ha reparado, etc… cuanto menor importancia tiene, mayor es la probabilidad de que se hayan descuidado todos los aspectos, y por tanto, de que tú quedes mal delante de ellos.

Por lo tanto, antes de comprometer tu palabra, o lo revisas personalmente, y ya verás cómo me das la razón, o contestas un ‘ahora mismo no te puedo responder con sinceridad…’, aunque esto no lo practiques…

 …ni con asiduidad, porque parece que no te tomas en serio las indicaciones de la Dirección Facultativa, y además denota desidia y/o despreocupación por tu parte, lo que genera en ellos  desconfianza.

…ni se te ocurra practicarlo, si no gozas de la confianza de la Dirección Facultativa.

Como todos somos humanos, las Direcciones Facultativas pasan por alto este hecho, y otros tantos, de un Jefe de Obra, que les cae bien, les agrada y en quien confían. Por el contrario, el más mínimo error de un Jefe de Obra que aún no se ha ganado su confianza, o que sencillamente no les agrada personalmente, o cualquier otro motivo para que no seas Santo de su devoción, y estás perdido…  La suma de varias, sumado a ciertas estrategias, puede llegar a provocar que seas recusado de tu puesto, es decir, que soliciten a tu empresa cambiar de Jefe de Obra.
Si tu empresa confía en ti, te cambiarán de obra, si tienen trabajo. Aunque a nadie le gusta esta situación.
Si tu empresa aún no te conoce, no confía en ti, no hay más trabajo… las consecuencias pueden ser graves para ti.
Te pongo un ejemplo, para mí bastante embarazoso, y que gracias a mis buenas relaciones con la Dirección Facultativa, salí airosa, aunque en estas ocasiones lo único que deseas es que te trague la tierra…
Estábamos construyendo una obra singular, y el pavimento proyectado era bastante especial, y sólo lo hacía un fabricante en el país, con lo cual el precio, plazo de entrega y todas sus condiciones, eran abusivas…
Trabajamos mucho tiempo y realizamos muchas gestiones para localizar materiales parecidos, y para defender estas propuestas frente a la Dirección Facultativa.
Tras muchas gestiones, conseguimos que el Director de Obra accediera a considerar nuestras propuestas. Se le presentaron muestras, pero quería ver el acabado final, el pavimento ya colocado. Muchas vueltas  dimos hasta dar  con lo que queríamos… 
Antes de presentárselo al Director de Obra, quise verificar, que iba a ayudarnos a conseguir nuestros objetivos… Como andaba muy liada mandé a mi ayudante a comprobar la ejecución de esa otra obra que nos iba a servir de muestra. Regresó con buenas noticias.
Tras hacerle ‘un interrogatorio’ me confesó que había detectado unas cejas en un lugar en concreto… Volví a enviar a esa persona, gran trabajador, y le di instrucciones exactas para que comprobara esas cejas, su incidencia en el resultado final,  etc… Finalmente, regresó con buenas noticias.
Llegó el día de ir a mostrárselo a la Dirección Facultativa, y nada más asomarme, me di cuenta que había sido un grandísimo error no haberlo supervisado personalmente. Según mi criterio, no era presentable esa ejecución, y estropearía nuestros objetivos. Está claro, que mi ayudante, tenía otro criterio… Lógicamente, no conseguimos llevar a buen término nuestra propuesta, aparte de ser una pérdida de tiempo esa visita y haber molestado a la Dirección Facultativa para nada… Un desastre y eso que habíamos trabajado mucho en lograr esa optimización.
Si pensáis que mi ayudante se llevó una bronca de órdago, no fue así:  el error fue mío, debí supervisarlo personalmente, pese a todo el trabajo que tenía encima.
No era la supervisión de mi obra, pero el ejemplo ilustra lo que explicaba en párrafos anteriores. Este tipo de situaciones o parecidas se dan en muchas reuniones con la Dirección Facultativa. 

Por lo tanto, y por muchos motivos, la labor de supervisión de ejecución de la obra es de suma importancia.

Y si quieres ahorrarte, muchos disgustos y salir a obra, y que la mayoría de las unidades de ésta se hayan realizado correctamente, es decir, facilitar al máximo esta tarea desde el principio, te aconsejo que realices las siguientes labores preparatorias y las integres en tu día a día:
  • PREPARACIÓN DE LA/S PARTIDA/S, en relación a la DEFINICIÓN de la/s misma/S.
  • PREPARACIÓN DE LA OBRA, supervisión y validación de los tajos anteriores antes de la entrada del nuevo oficio.
  • CONTRATO CON EL SUBCONTRATISTA Y PREPARACIÓN DE LA ENTRADA DE ÉSTE EN OBRA JUNTO CON RESPONSABLES DE DICHA SUBCONTRATA. Todos los aspectos relacionados con ese oficio han sido tratados, definidos, negociados y reflejados en el contrato, y organizados en la obra.

Este gran LABOR PREPARATORIA ahorra muchos errores y ahorra trabajo, pero no evita la SUPERVISIÓN.  En dicha labor de inspección comprobamos que todo se está realizando conforme a las indicaciones.

Esta labor de supervisión constante y gradual, satisface a todas las partes, la ayuda prestada al subcontrata te la devolverá éste haciendo su trabajo en tu obra más y mejor. Este es uno de mis secretos, mudo, pero funciona siempre. Tu les ayudas a que ellos ‘ganen’ dinero, dicho de otra forma, es lo mismo que te he explicado antes, y ellos a ti, al hacer producción y hacerla bien. Simbiosis perfecta.

Normalmente, este tipo de actuaciones de preparación y sobre todo, de vigilancia de la ejecución de los trabajos, suelen molestar a quien no le gusta hacer las cosas bien, o hacerlas ‘a su manera’ obviando quien ostenta la máxima responsabilidad en obra.

Suele ser un problema de hábitos, malos hábitos, de  cabezonería, o en la mayoría de las ocasiones, falta de conocimiento y/o experiencia.

 Por ejemplo, en el caso de los encargados: todo encargado quiere que su obra vaya bien, quede bien, y que no hay conflictos con los subcontratas, ni con nadie.

¿Qué tipo de encargado no le gusta esta labor? Quien no quiere al Jefe de Obra participando de la misma, y esto en la mayoría de las ocasiones, son encargados que tienen algo que ocultar, y lo que se oculta no es bueno, ya de entrada no es trabajo en equipo.

El resto, acaba entendiendo, que cada uno en su parcela, la mejor obra es la que se hace en equipo y cuando comprueban los beneficios de trabajar así, y que además esto les facilita su labor, pues les convence esta forma de trabajar.

Por último, no hay que olvidar que ocho ojos ven más que dos, un dicho muy usado en obra, y es que es verdad, es así. Por lo tanto, a la hora de supervisar no debemos dejar al encargado solo, incluso comprobaremos que a nosotros también se nos pasan cosas, esto nos hace ser más comprensivos con quien se equivoca haciendo e intentando hacerlo bien.

Y otra curiosidad de obra, relacionada con la supervisión, y con esta termino este podcast, ¿Cuántas veces no habré pasado por un sitio de mi obra, y no fijarme en un determinado detalle, incluso incorrecto?

Pues muchas, y al final de la obra, un día pasas, y dices;. “Anda, ¿Y  eso?… “

Y Eso lleva ahí, desde el primer día….

 Muchas, muchas veces, y no sólo me ha pasado a mí, sino a muchos profesionales que trabajan a pie de tajo con los que he comentado este tema.

Supongo que el cerebro está ocupado en otras cosas, y no ve lo que tiene delante… es importante que vaciemos nuestro cerebro apuntando todo lo que podamos y que nuestro lenguaje interior sea mínimo, sobre todo, si es para recordarnos temas que nos ofuscan.


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